Ciclo de jornadas: HIJOS CON NECESIDADES DIFERENTES: UN VIAJE INESPERADO



Vivimos en un mundo diverso en el que ser diferente es lo más normal. La diversidad nos enriquece, nos aporta experiencias novedosas, otros puntos de vista, otras formas de ser y de estar.
También es cierto que algunas de esas diferencias pueden suponer importantes limitaciones. Es el caso de personas con necesidades diversas y sus familias: autismo, dificultades o deficiencias físicas, psíquicas y sensoriales, adicciones, problemas alimentarios, conductuales, enfermedades raras, etc.
¿Son tan inusuales las enfermedades raras, o son, en conjunto, más frecuentes de lo que creemos? Y las necesidades diversas ¿Son algo tan excepcional? ¿Existen mecanismos de colaboración y coordinación entre los actores implicados en esas necesidades diversas? ¿Tiene sentido que existan?
En abc psicología y en STOP BULLYING Aragón estamos en contacto con muchas de estas realidades, lo que nos lleva a preguntarnos, y a intentar respondernos, con frecuencia estas y otras cuestiones. Por esa razón planteamos este primer Ciclo de Jornadas “HIJOS CON NECESIDADES DIVERSAS: Un viaje inesperado” como un espacio de (re)conocimiento para personas afectadas, familiares, profesionales, voluntarias, y otros actores implicados (administraciones, escuelas, centros laborales, centros de salud,…) acerca de la realidad que supone tener hijos/as con necesidades diversas, los recursos existentes y lo que faltaría por hacer.
Al igual que tener un hijo, una hermana o nieta, o descubrir que uno mismo tiene necesidades diversas, supone iniciar un viaje inesperado por senderos desconocidos, con dificultades no calculadas y sorprendentes satisfacciones, nos embarcamos en este ciclo de jornadas con las expectativas e ilusiones que conlleva un primer viaje de estas características, y con el deseo de que suponga un germen que propicie la colaboración y el establecimiento de mecanismos de coordinación (co-working, networking) entre los diferentes actores de cara a promover mejoras en las condiciones de vida y la atención que reciben estas personas y sus familias.
El ciclo consistirá en una jornada de un día completo de charlas, mesas redondas y talleres el 23 de octubre y una serie de charlas y mesas redondas durante el resto del curso. Todas las actividades se celebrarán en el Centro Joaquín Roncal.
La jornada del día 23 se dividirá en dos bloques. Por la mañana nos centraremos más en las realidades existentes que viven estas personas. Para ello realizaremos dos mesas redondas y un taller vivencial. Por la tarde habrá también dos mesas redondas y un taller. Se dedicará a las intervenciones y los ponentes reflejarán el panorama de actuaciones, servicios y recursos disponibles y los que sería deseable que estuvieran disponibles. Durante las pausas para café se proyectarán videos documentales sobre el trabajo en alguno de los sectores y el cáterin de la comida está a cargo de la Escuela de Hostelería TOPI. Se cobrarán 12 euros por asistir a la jornada y 10 euros más por la comida para quien desee quedarse.
Las charlas y mesas redondas durante el resto del curso se realizarán los terceros viernes de cada mes de seis a ocho de la tarde y tendrán un coste de 2 euros. La última jornada, en mayo, volverá a ser de un día completo y estará dedicada a los servicios y profesionales relacionados con estas realidades.



Esperamos vuestra participación, en la seguridad de que esta propuesta os resultará interesante.

Atentamente 









Talleres vivenciales

Enamorarse sin perder la cabeza. En junio, dos sesiones en viernes por la mañana
Gestión emocional. En septiembre, dos sesiones en viernes por la mañana

Ilusiones explotadas. Un hijo con discapacidades invisibles



Ilusiones explotadas
Un hijo con discapacidades invisibles.

Todo el mundo sabemos que es una ilusión, aunque esa ilusión pueda ser diferente para cada persona, sintiéndola y expresándola de modo diferente. Pero ¿qué ocurre cuando esa ilusión se convierte en lo que no esperabas? ¿Y cuando la decepción por esa ilusión llega con el tiempo?

El esperar un hijo es tener una ilusión, nace tu hijo, crece y poco a poco te das cuenta que no es lo que esperabas; que hay algo en él que no es lo que debería ser.


Discapacidad invisible
Muchas personas sufren discapacidades que no se ven, se enfrentan a un mundo que no entienden y no comprenden del mismo modo que la mayoría de la gente, aunque esa sociedad les juzga como a los demás. Deben competir en igualdad de condiciones con personas sin discapacidades, ya que no hay rasgo físico que las diferencie de otras. Vivimos en un mundo social donde las relaciones interpersonales son de vital importancia para el desarrollo feliz de cualquier ser humano, relaciones en el nivel familiar, con iguales, relación de pareja, lúdicas, administrativas, laborales, etc. Y aparte de otras dificultades  es allí donde tienen y sufren grandes fracasos. 

Suelen ser habituales comentarios del tipo: “eso es porque no sabes educarle”,  una semana conmigo y espabila”, etc., que familiares y personas cercanas suelen decirnos, añadiendo dudas y culpabilidad sobre la posibilidad de que hay algo que no hacemos bien. “¿Seré un mal padre/madre?”.


Diagnostico
Muchas de esas discapacidades se diagnostican con el tiempo, como el síndrome de Asperger, TDAH,  etc. Eso conlleva  una serie de dificultades y de procesos que hacen que tu vida sea diferente a como pensabas. Este punto de inflexión al conocer el diagnóstico cambia tu mundo.

Una vez diagnostican a tu hijo a una edad más avanzada, o menos, es cuando tus miedos de que algo pasaba se convierten en realidad. Tus deseos ilusorios “ya cambiara”, “su proceso de maduración es diferente”,… se acaban y empieza un largo camino. Cada persona lo puede recibir de diferente manera, desde una especie de alivio en el sentido de “ya sé contra lo que me enfrento”, hasta la negación de que “esto no puede estar pasándome” o una mezcla de ambos.


Proceso de aceptación o no aceptación.
Hay varias clasificaciones en el proceso de aceptación en la discapacidad.  Elizabeth Kubler-Ross (psiquiatra) identifica cinco etapas emocionales que suelen atravesar los padres con un hijo con discapacidad:

La negación  de la realidad con pensamientos como “no es cierto”, “es un error“, “no me puede estar pasando esto a mí”. Algunas personas pueden quedarse atrapadas en esta fase y no querer salir de ella con el consiguiente perjuicio para ellas mismas y sobre todo para su hijo.

De esa fase de negación pasaríamos a una donde la ira, la rabia, y la culpabilidad aparecen mezclándose, dando paso a una etapa convulsa, donde se proyectan estas emociones contra uno mismo, la pareja, el mundo e incluso pueden llegar a proyectarse contra la propia persona con discapacidad. No tiene porque ser violentamente, puede ser ignorando al propio hijo, a la familia, etc. En esta fase puede ser fácil tratar de huir de tu realidad, mediante el abandono del propio hogar, refugiarse en realidades paralelas (alcohol, drogas, etc.).

En la fase de negociación ya se habla del problema, bien con médicos, terapeutas, profesores y círculos cercanos de familiares y amigos. Se “regatea” el diagnóstico, se buscan, muchas veces desesperadamente, explicaciones más benévolas y con mejor pronóstico. En esta fase no hay soluciones definitivas aunque pasarla es esencial para llegar a la fase final de aceptación.
Antes de la aceptación suele aparecer la fase de depresión, donde el agotamiento físico y mental empiezan a hacer mella y la desesperanza hace que lleguemos a este punto. Sentimientos de inutilidad, vergüenza, culpa, tristeza,… pueden provocarnos un alejamiento de nuestro círculo más cercano, con la consiguiente pérdida de apoyo social. Esta etapa indica la aceptación de la realidad, aunque el aislamiento que la acompaña no permite afrontarla debidamente y llevar una vida productiva en los demás ámbitos.

Una vez superada esta fase llegaríamos a la fase de aceptación donde las familias recuperan las fuerzas para sacar adelante la situación, aunque no implica felicidad en relación a la discapacidad, sino un cierto acomodo a la misma. Al poder aceptar la situación resulta más fácil poder llevar acabo terapias y rehabilitación en los déficits de la persona y de la familia.


NO todas las personas pasan todas las etapas de un modo igual. NO tienen porqué cumplirse todas, pueden ocurrir regresiones en cualquier momento aunque cuanto más avanzada sea la fase en la que uno esté más difícil será volver a fases anteriores. Pueden alternarse más de una fase compartiendo sentimientos y pensamientos.


¿Cómo actuar?
No hay un patrón, ni una fórmula mágica que nos diga cómo y de qué manera poder afrontar la situación y adaptarnos. 

Siempre es bueno acudir a profesionales, aunque a veces no todos terminan convenciendo. Por eso es importante encontrar un buen profesional que ayude tanto a nuestro hijo como a nosotros mismos en nuestro progreso y orientación, ayudándonos a superar las fases del proceso de adaptación. Puede servirnos como guía y apoyo en nuestra nueva forma de ver el mundo. Gracias al trabajo terapéutico podemos aceptar y comprender mejor a nuestro hijo para convertirnos en ese importante referente que necesita para desarrollar mejor todas sus capacidades. Trabajando directamente con nuestro hijo, un buen profesional podrá facilitar su adquisición de habilidades sociales, el control de la impulsividad, mejorar su autoconocimiento y su autoestima, etc.


 Así mismo resulta muy útil contactar con personas que tengan hijos con un diagnostico como  el suyo y que hayan pasado una situación similar. Sus experiencias servirán para abrirle un camino no solo a un mejor afrontamiento, sino que también le ayudaran a saber cómo dirigir el  proceso terapéutico de su hijo. Así mismo, el hecho de pertenecer a un colectivo le permitirá estar al tanto de sus derechos como padres de un hijo/a con dificultades y las posibilidades que la Administración le ofrece. Aunque seamos los padres quienes tendremos que tomar las decisiones.

A pesar del dolor y de la situación su hijo y usted se merecen disfrutar de su relación, no todo tiene porque estar relacionado con la “etiqueta” del diagnostico. Tienen derecho a disfrutar de estar juntos;  a fin de cuentas, por encima de todo es un niño y, en función de sus discapacidades y del nivel de afectación de éstas, podrá realizar actividades y disfrutar con ellas. Es importante  integrarlo plenamente en la familia, es decir, que participe en las actividades familiares. Siendo aconsejable que la familia desarrolle algún área de interés que se ajuste a los gustos y preferencias del hijo. 

Tratar de que tenga una conducta lo más adaptada al contexto posible y educar en reglas y valores como se haría con otros hijos, entendiendo sus dificultades, pero valorando cada progreso realizado. Suele tenderse a sobreproteger. Esto no es bueno, es mejor exigirle, teniendo en cuenta sus déficits, como a los demás hermanos y hermanas si los tuviera. Por ejemplo, si en casa recoge la mesa cada día un hermano, que él lo haga también cuando le corresponda.

Es importante que sepa qué le ocurre, para de ese modo aprender a conocerse (sus puntos fuertes, sus puntos débiles, etc.), tratando de que su autoestima no quede herida. No corregirle constantemente, valorar las cosas buenas que hace.

En definitiva, no es una tarea fácil. Se necesita esfuerzo, pero siempre mirando con esperanza. Nada es fácil en esta vida y aprender a valorar lo bueno de estas personas nos hace ver todo desde una perspectiva diferente. La presión, el miedo al rechazo, la vergüenza, la incomprensión, la lucha constante,… no pueden dejarnos inmóviles ante un camino nuevo en nuestra vida que sin duda merece la pena recorrer.

Pablo Alberto Lavilla Salazar
Estudiante de Psicología en prácticas UNED
Padre de un hijo con Síndrome de Asperger

Qué es el Trastorno Obsesivo-Compulsivo


 
¿Qué es el Trastorno Obsesivo-Compulsivo?

Es un trastorno de la ansiedad, cuya principal característica es la presencia muy frecuente de obsesiones y/o compulsiones. Éstas son lo suficientemente graves como para provocar innecesarias pérdidas de tiempo, un deterioro en la actividad general o un grave malestar para la persona.

¿Qué son las obsesiones?
 
Son ideas, pensamientos, impulsos o imágenes persistentes que aparecen de forma involuntaria, indeseada y de las que resulta muy difícil librarse. Son consideradas intrusas e inapropiadas y provocan mucho malestar, generalmente ansiedad. Cuando alguien tiene obsesiones se da cuenta de que son fruto de su mente y no cree que le vengan impuestas desde fuera, como podría ocurrir si fuesen alucinaciones.
       
Casi todo el mundo tiene ideas absurdas, ocurrencias extrañas, pensamientos sin sentido. Es algo natural. La mayoría descarta estas ideas sin darles ninguna importancia. Sin embargo algunas personas dan demasiada importancia a esas ideas o pensamientos absurdos, con lo que hacen que el malestar por tenerlos sea más intenso. Al asociar esos pensamientos con tal intensidad emocional, las ideas se fijan y tienden a repetirse y a permanecer demasiado tiempo en la mente de esas personas. 

Las obsesiones mas frecuentes son ideas recurrentes sobre temas como la contaminación, dudas repetitivas, la necesidad de tener las cosas según un orden  determinado, la agresión, la sexualidad, etc. Rara vez se relacionan con hechos de la vida real de las personas que las padecen. Más bien al contrario, suele tratarse de ideas que, por las características éticas y morales de las personas afectadas, resultan especialmente inapropiadas. Por ejemplo, una persona muy religiosa podría obsesionarse con algún tipo de idea sacrílega. Las personas con este problema intentan ignorar o suprimir estos pensamientos o impulsos, o bien neutralizarlos mediante otras ideas o actividades.


¿Qué son las compulsiones?

Son comportamientos, o actos mentales, repetitivos y generalmente excesivos e innecesarios, realizados para prevenir o aliviar la ansiedad o el malestar que producen las obsesiones. En ocasiones se realizan con el objetivo de prevenir algún acontecimiento o situación negativa que obsesiona a la persona, como lavarse repetida y concienzudamente ante la obsesión de contaminación. Otras veces no están relacionadas de forma racional con las ideas que deben neutralizar o prevenir, como por ejemplo santiguarse tres veces antes de pisar la calle para evitar alguna desgracia.

Las compulsiones mas frecuentes implican tareas de lavado o limpieza,  comprobaciones, demandas o exigencias de certeza, actos de carácter repetitivo y la puesta en orden de objetos. Es frecuente que se repitan un número fijo de veces, el llamado número mágico. No todas las personas que padecen obsesiones tienen también compulsiones, aunque lo más habitual es que se den las dos.


Algunos datos sobre el TOC en la población general

            Se trata de un trastorno bastante frecuente que sufre entre el 1,9% y el 2,5 % de la población general, es decir, lo padecen 1 de cada 40 ó 50 personas. La proporción de hombres y mujeres es casi igual, aunque ligeramente mayor en las mujeres.

Puede aparecer en cualquier momento entre la infancia y los cuarenta años, siendo lo más habitual entre la primera adolescencia a los veinticinco años. En los hombres suele aparecer antes, durante la adolescencia, y entre las mujeres la edad de inicio más habitual se retrasa hasta los primeros veintes.

¿Cómo es el tratamiento psicológico?

Al tratarse de un trastorno de la ansiedad es importante enseñar diferentes técnicas de relajación a la persona afectada. Esto le servirá para ayudarle a un mejor afrontamiento de la ansiedad que provocan las obsesiones, además de fomentar la sensación de control que necesitará ir consolidando durante el tratamiento.

Por otro lado se trabaja sobre la distorsión de los pensamientos de la persona con diferentes técnicas cognitivas, enseñándole a identificar los pensamientos erróneos o distorsionados y convertirlos en pensamientos más racionales. Al pensar de una manera más adecuada se reduce la ansiedad, ajustándose más a la realidad y no tanto al pensamiento distorsionado.

Una vez aprendidas estas técnicas, se pasaría a la exposición con prevención de respuestas. En este momento, la persona ya es capaz de aplicar las técnicas de relajación  y control de pensamiento. De forma más o menos gradual, en vivo o en la imaginación, siempre dependiendo de las circunstancias particulares de cada persona, se le presentan las situaciones u obsesiones que le provocan ansiedad y miedo, a la vez que se le pide que no realice los rituales o compulsiones. El efecto natural es que las obsesiones vayan perdiendo el poder de generar ansiedad, hasta que terminan desapareciendo.

En casos extremos también se puede combinar el tratamiento psicológico con un tratamiento farmacológico. Lo habitual es que su médico o psiquiatra le prescriba algún fármaco de la familia de los ISRS (Inhibidores selectivos de las bombas de recaptación de serotonina). Lo ideal en estos casos es que el fármaco no elimine completamente los síntomas para así poder realizar el tratamiento psicológico a la vez.

¿Qué pueden hacer la familia y amigos?

El apoyo social es fundamental para ayudar a la recuperación de la mayoría de los problemas psicológicos. Introducir a familiares y amigos en el tratamiento puede facilitarlo bastante y aumentar las probabilidades de éxito. Su papel y funciones serán de lo más diverso, desde la mera comprensión del trastorno, que aliviará a todas las partes, como la facilitación de un ambiente relajado, el acompañamiento en algunas exposiciones, la escucha y el diálogo racional, el apoyo emocional, o favorecer la motivación para mantener el tratamiento.

Jesús Padilla Martín

¿Qué es la Esquizofrenia?



¿QUÉ ES LA ESQUIZOFRENIA?

La esquizofrenia es una enfermedad mental grave, originada por una alteración del metabolismo cerebral (anomalías en su estructura y exceso de dopamina) que afecta a múltiples funciones psicológicas (percepción, pensamiento y habla, emociones y conducta social). Se trata de una enfermedad crónica y la mayoría de los pacientes necesitará tratamiento farmacológico de por vida.

La esquizofrenia es probablemente el trastorno mental más angustioso que existe. Los primeros signos de la esquizofrenia tienden a aparecer durante la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta.

¿CUÁLES SON LAS CAUSAS?

La esquizofrenia es una enfermedad muy compleja y puede estar causada por la combinación de diferentes factores. Dichos factores pueden ser: predisposición genética, lesiones en el cerebro durante el parto o poco después del nacimiento, el uso de ciertas drogas, efectos de aislamiento social y situaciones de estrés prolongado.

Las personas con cierta vulnerabilidad a esta enfermedad de manera biológica no tienen necesariamente que desarrollar esquizofrenia, sino que juega un factor muy importante no llevar una vida sana tanto física como socialmente. Ell entorno y las costumbres que rodean a la persona cobran especial importancia en esta enfermedad.

¿QUÉ SINTOMAS SON PROPIOS DE LA ESQUIZOFRENIA?

A grandes rasgos, existen varios tipos de esquizofrenia, que son resultado de la combinación de dos clases de síntomas (positivos y negativos). La nomenclatura de esta clasificación, nada tiene que ver con el significado popular de modo que por estar clasificados en uno o en otro no son mejores o peores
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Como síntomas positivos tenemos alucinaciones (percepciones del mundo no reales, la mas común es oír voces aunque pueden darse con cualquiera de los cinco sentidos), delirios (creencias irracionales de persecución, de estafa, de grandeza, de que son personas famosas o sagradas, de que les están envenenando, que les mandan mensajes ocultos en los medios de comunicación y otras de índole fantástica), pensamiento desordenado (incapacidad de pensar con claridad, los pensamientos pueden aparecer y desaparecer sin causa aparente, ideas desorganizadas, incapacidad de mantener la concentración en algo, incapacidad de establecer un orden lógico en sus pensamientos, esto puede derivar en dificultar las conversaciones y llevar y llevar al aislamiento social) y agitación ( especialmente durante los episodios agudos de la enfermedad).

Como síntomas negativos están la falta de motivación o iniciativa (en casos severos una persona podría pasar días enteros sin hacer nada, descuidando su higiene mas elemental), el retraimiento social, apatía y la inestabilidad emocional o embotamiento (severa reducción de la expresividad emocional, expresar emociones contrapuestas a la situación vivida, por ejemplo reír en una situación triste).




¿QUÉ SIENTEN ESTAS PERSONAS?

Las personas con esquizofrenia viven en un mundo distorsionado debido a alucinaciones o delirios, que les hacen percibir la realidad de manera diferente al resto de personas. Es muy común que tengan la idea de que oyen voces internas que les atormentan y crean miedos tales como que les persiguen o que otras personas conspiran para hacerles daño. Estos factores hacen que las personas con esta enfermedad adopten diferentes comportamientos provocados por una situación de miedo y alerta continua; su forma de hablar muchas veces adopta un carácter diplomático,  parecen distantes, indiferentes a lo que les rodea e incluso permanecen sentadas durante horas sin emitir ningún sonido ni moverse; también es muy común que adopten una postura totalmente contraria y no paren de moverse, estén siempre preocupadas, con aspecto desaliñado, vigilante y alerta.

En la fase aguda de la esquizofrenia, las personas pueden perder toda conciencia de quiénes son ellas y las demás personas. 

EVOLUCIÓN DE LA ENFERMEDAD

Los síntomas de la enfermedad suelen variar con el tiempo, empeorando durante los períodos de recaída y mejorando durante los períodos de estabilidad. Algunas personas tienen solamente un episodio psicótico; otras tienen muchos episodios durante toda su vida, pero llevan una vida relativamente normal entre cada uno de ellos, pareciendo estables y emocionalmente sanas. Sin embargo, los individuos con esquizofrenia "crónica", o un perfil continuo y recurrente de la enfermedad, a menudo no recuperan del todo un funcionamiento normal y es característico que requieran un tratamiento de larga duración, incluyendo, por lo general, medicación para controlar los síntomas. 

¿ES NECESARIA LA HOSPITALIZACIÓN?

Durante los episodios psicóticos agudos, donde la persona pierde totalmente la noción de realidad y su comportamiento es realmente extraño, estrambótico y supone un riesgo tanto para ella como para los demás, sería necesario internamiento hospitalario.

El hecho de que sea una enfermedad crónica no implica que la hospitalización deba ser continua. Ésta solo será necesaria en fases agudas de la enfermedad, llegando a la estabilidad la persona podría llevar una vida casi normal fuera del ámbito hospitalario,

 ¿CÓMO SE TRATA?

En la esquizofrenia el tratamiento con fármacos es crucial para aliviar los síntomas psicóticos, pero es necesario que el paciente reciba un buen soporte psicológico para una buena evolución de la enfermedad.
Es muy importante complementar el tratamiento farmacológico con psicoterapia individual. Se trata de sesiones programadas en las que el psicólogo o terapeuta  enseñará al paciente a vivir con la enfermedad y a desarrollar algunas habilidades que se han perdido a causa de este trastorno. Compartir las experiencias con un profesional ayudaría a los individuos con esquizofrenia a comprender mejor sus problemas, a aprender a distinguir lo real de lo irreal, a aprender diferentes técnicas para sobrellevar y a solucionar los problemas y mejorar las relaciones sociales que se ven muy afectadas en esta enfermedad.

Existen también programas de rehabilitación que hacen hincapié en el adiestramiento social y vocacional para así ayudar a los pacientes y a los antiguos pacientes a superar sus dificultades en lo profesional, en su formación laboral, y en su desarrollo psicosocial mediante técnicas de resolución de problemas y de manejo de dinero, uso del transporte público y comportamiento social. Éstos son importantes para el éxito del tratamiento de la esquizofrenia centrado en la colectividad, porque proporcionan a los pacientes dados de alta las dotes necesarias para llevar una vida productiva fuera de los límites protectores de un hospital mental. 

La ayuda psicológica trata de disminuir el deterioro en las distintas áreas que impiden una integración normal del paciente en su medio, entrenando las habilidades que le permitan una mayor autonomía e integración social, mejorando la calidad de vida del enfermo y de su entorno social y familiar. 

Para cada paciente se realiza un plan individualizado de rehabilitación dependiendo del estado de la enfermedad, del deterioro que haya generado, de las conductas que adopta y de su situación social y laboral.
Se trabajan diferentes áreas como la psicoeducación del paciente y la familia (discriminar síntomas, tomar conciencia de la enfermedad, aceptarla y aprender a vivir con ella), las habilidades sociales (comunicación con los otros, técnicas de grupo…), educación para la salud (sexualidad, autoestima, prevención de la ansiedad…), desenvolvimiento personal (favorecer la orientación a la realidad, técnicas para buscar trabajo…) y un largo etc.

¿QUÉ PUEDE HACER LA FAMILIA?

Si uno de los miembros de su familia ha sido diagnosticado de esquizofrenia, la familia puede desempeñar un papel muy importante, dándole apoyo y ayudándole a recibir el cuidado apropiado.

Que los familiares aprendan todo lo que puedan sobre la esquizofrenia y comprendan las dificultades y problemas asociados a esta enfermedad es muy importante tanto para ellos como para la persona que la sufre.
Es muy útil que los familiares aprendan diferentes formas de minimizar las posibilidades de que el paciente sufra recaídas y que sean conscientes de los distintos tipos de servicios familiares y para pacientes no internados de que pueden disponer durante el período posterior a la hospitalización. 


Yanira Vallejo